Cierto día cuando era un niño, Robert encontró a su tío Alex sentado en la cama de su habitación y llorando desconsoladamente. Cuando Robert le preguntó por qué lloraba, su tío le respondió: ‘Tengo que ir la guerra porque lo manda el emperador. No puedo negarme y voy a morir.’ Al oír eso, un frío terror invadió su cuerpo. Robert no podía entender cómo era posible que, como oveja al matadero, alguien muriera simplemente porque el Káiser lo exigía. Y tristemente así fue. Su tío nunca volvió de la guerra. Desapareció como tantos otros. Robert recordaría esa experiencia toda su vida.
Robert S. Hartman nació en Berlín en enero de 1910 y murió en Cuernavaca (México) en septiembre de 1973. Tuvo una vida apasionante. Fue juez de la Alemania anterior al nazismo, matemático, filósofo y profesor universitario en Estados Unidos y México. Su principal campo de estudio fue la…
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